El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. HydeCapítulo IX: El Relato del doctor Lanyonde Robert Louis Stevenson El nueve de enero, hace cuatro días, recibí con la correspondencia de la tarde una carta ...
El retrato de Dorian GrayCapítulo 18de Oscar Wilde Al día siguiente Dorian Gray no salió de la casa y, de hecho, pasó la mayor parte del tiempo en su habitación, presa de un loco miedo a morir y, sin ...
La Andalucía trágica En Sevillade Azorín ¿No os habéis despertado una mañana, al romper el día, después de una noche de tren, cansados, enervados, aún los ojos del austero paisaje de la Mancha, ...
La de los tristes destinos Capítulo XXX de Benito Pérez Galdós Pasadas las efusiones del reconocimiento o anagnórisis, Lagier dijo a Ibero: «Acompáñame a unas diligencias, y luego te vienes conmigo a ...
none& 160;32Pág. 32 de 36 La madre NaturalezaEmilia Pardo BazánCapítulo XXXII-¿El señor cura? ¿Está en casa? -¡Ay señor Va en la misa... ya hace un bocadito que salió. -¿Tardará mucho?-¿Quién es ...
Silva V (Gatomaquia)de Lope de Vega Oh tú, don Lope, si por dicha agorapor los mares antárticos navegas,o surto en tierra, cuando al puerto llegas,preguntas a la Auroraqué nuevas trae de la bella ...
Novelas y cuadros de la vida sur-americana Teresa la Limeña - Capítulo VIIIde Soledad Acosta de Samper Pocos días después de su matrimonio, nuestra heroína recibió la siguiente carta de Lucila ...
El Lazarillo de Manzanares con otras cinco novelas El nacimiento de la verdadde Juan Cortés de Tolosa Nació la Verdad en un lugar grande, pero poco poblado. Fueron sus padres la Razón y el Desengaño ...
El Señor de Bembibre Capítulo XXVIIIde Enrique Gil y Carrasco De tan inminente peligro estaban amenazados los templarios de Cornatel, porque como no había memoria de que persona humana hubiese puesto ...
Capítulo III& 160;04Pág. 04 de 18JarrapellejosFelipe TrigoLas Hijas de María estaban muy contentas del trisagio. Al sexto día de la novena un ciclón barrió la plaga de langostos. «¡Milagro, milagro ...
La Primera República Capítulo XXIV de Benito Pérez Galdós Corrí hacia la Madre y le besé las manos... La emoción no me dejó articular palabra. El rostro de Mariclío era el mismo que vi y adoré en ...
Érase una vez un rey tan famoso, tan amado por su pueblo, tan respetado por todos sus vecinos, que de él podía decirse que era el más feliz de los monarcas. Su dicha se confirmaba aún más por la ...
Sus mejores versos Puntos de vistade Federico Balart La sombra por el cielo se extendía,con resplandor escaso,sereno y melancólico, en ocaso,iba muriendo el día;sobre el vago crepúsculo que huía, ...
A fuego lentode Emilio Bobadilla Capítulo VIDespués de cenar bajaron a la playa que estaba desierta. Los guijarros, bajo sus pies, crujían como nueces. En el cielo, lustrosamente negro, brillaban ...
A los pies de Venusde Vicente Blasco Ibáñez Tercera Parte& 160;: NUESTRO CESARVEL OCASO Y LA MUERTEEnvolv& 237;a a Claudio Borja una sensaci& 243;n de paz interior, de indiferencia para cuanto lo ...
La Oruga y Alicia se estuvieron mirando un rato en silencio: por fin la Oruga se sacó la pipa de la boca, y se dirigió a la niña en voz lánguida y adormilada.-¿Quién eres tú? -dijo la Oruga.No era ...
Capítulo XXI& 160;22Pág. 22 de 27Del frío al fuegoFelipe TrigoGran oficina de memorialistas, el Reus. Dondequiera hay gentes escribiendo, por el comedor, por el fumadero, impidiendo las partidas de ...
Capítulo IV& 160;04Pág. 04 de 06¿Dónde está mi cabeza?Benito Pérez GaldósEste recuerdo me devolvió la tranquilidad. Sin acabar de vestirme, corrí al despacho. Casi, casi tocaban al techo los rimeros ...
El conde de MontecristoSegunda parte: Simbad el MarinoCapítulo 5de Alejandro Dumas Capítulo quintoLos registros de cárcelesAl día siguiente de aquel en que se desarrolló en la posada del camino de ...
La caperuzade Vicente Blasco Ibáñez Viv& 237;a yo entonces en el piso segundo, y ten& 237;a por vecino, en el primero, a don Andr& 233;s Garc& 237;a, fiscal de profesi& 243;n, figura arrogante, con ...
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