La compañía Ryanair comenzó a volar en la primavera de 1985 para cubrir la ruta entre Dublín y Londres-Gatwick, con una tarifa un 50 por ciento por debajo de lo que entonces costaba el mismo trayecto en otra aerolínea convencional. Con esta política de precios, el primer año transportó cinco mil pasajeros, el segundo más de ochenta mil y en 1989 seiscientos mil. A partir de este último año amplió el número de rutas entre Irlanda y el Reino Unido, a pesar de no haber conseguido aún beneficios. Fue una de las primeras compañías aéreas europeas que introdujo en la década de los 90 el sistema low cost (bajo precio), que tanto éxito había reportado a las empresas del sector en Estados Unidos. La fórmula para abaratar costes era sencilla: tarifa única, sin servicios gratuitos a bordo, con el personal justo y operando en aeropuertos medianos o pequeños.