Las dificultades de la navegación, y sobre todo el peligro de los corsarios -piratas ingleses, holandeses y franceses respaldados por sus gobiernos-, hizo que la corona española prohibiera el sistema de registros sueltos (barcos aislados) en el comercio con ultramar e impusiera el sistema de flotas y galeones. En 1526 se creó la armada de Indias con la misión de custodiar a los mercantes españoles hasta poco más allá de las islas Azores, y en 1537 hubo de establecerse igual protección en el Caribe. El apresamiento por corsarios franceses de un experto piloto que les facilitó los datos sobre la «carrera de Indias» o ruta normal del comercio, y los cuantiosos gastos que causaba la continua protección de los barcos -cuyo pago se estableció posteriormente como derecho de avería (1573)-, aconsejaron organizar las expediciones conocidas como flotas. Por una cédula real de 1543 se prohibió la travesía del Atlántico en buques de menos de cien toneladas, o en grupos menores...