Óleo sobre tela de 259,5 x 3 x 269,9 cm, realizado en 1955 por el pintor de origen ruso, afincado en EE.UU., Mark Rothko, y que actualmente se halla expuesto en el Carnegie Museum of Art de Pittsburgh. Este cuadro es un claro ejemplo de la etapa de madurez del pintor, una de las figuras fundamentales del expresionismo abstracto, movimiento artístico que se desarrolló en EE.UU., especialmente en Nueva York, durante el segundo tercio del siglo XX. La composición consta de dos áreas rectangulares de color vivo y cálido, de contorno impreciso y ovoide, separadas por un horizonte difuminado y sobre un fondo que sale del cuadro desbordando los lados de la tela. Las áreas de color flotan dentro de un entorno que da la sensación de caer por todas partes, creando un espacio de libertad de asociación dentro de una estructura formal expresa rodeada de horizontes. Gracias a una factura de superposición de capas de pintura casi transparentes, la luz interna del mundo creado por Rothko...