Introducción LA victoria de Alesia no significó, sin embargo, el final de la guerra de las Galias. El ejemplo de Vercingetórix fue seguido por otros caudillos menores, dotados como él de un profundo fervor independiente, pero que, indudablemente, carecían de su genio. Por otra parte, la inhumana crueldad de los vencedores con los vencidos —a los miembros de una tribu entera, por ejemplo, les fue perdonada la vida pero les cortaron las manos para que conservaran un «recuerdo» de su rebeldía— sembró el terror entre las poblaciones, haciéndose cada vez más difícil el reclutamiento de voluntarios. Aun así, César necesitó un año largo para someter —que no es lo mismo que «pacificar», como suele leerse en muchos manuales de historia— el territorio invadido.