No transige la conciencia: 6

05/07/2013 1.953 Palabras

Al día siguiente fue espantosa la agitación de la enferma. A la noche se vieron los médicos precisados a suministrarle un fuerte narcótico, que la hizo caer en un profundo sueño. El general se ocupó en arreglar los papeles que yacían dispersos en un lindísimo escritorio antiguo de ébano, ornado de riquísimo trabajo de talla y pinturas de Rubens en sus varios compartimientos, en el que guardaba Ismena sus papeles. El escritorio había sido abierto por orden de su dueña aquella tarde, para sacar de él papel y pluma que necesitaba. Ismena había aprendido de su padre el inglés, que poseía como su propia lengua. El general fijó con dolor su atención sobre una traducción empezada por su mujer, considerando que ya no la concluiría! Era la traducción del Hamlet de Shakespeare. El general se puso a leer lo último que su mujer había escrito. Era el monólogo del rey Claudio, en el tercer acto; la letra era temblorosa, como si la hubiera trazado una mano trémula. La...

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