Las inquietudes de Shanti Andía: 047
none Pág. 047 de 156 Las inquietudes de Shanti Andía - Libro segundo Pío Baroja El almacén era inmenso, con bóvedas en donde se apilaban sacos, barricas, toneles y cajas. A la entrada estaba el escritorio, con su pantalla y sus ventanillas con letreros. Una parte estaba destinada al comercio y la otra al despacho de buques. Antes de entrar en las cuevas se pasaba por un vestíbulo, en donde había unas grandes balanzas colgadas del techo. En este vestíbulo, vigilando las pesadas y la entrada y salida de los fardos, solía verse un señor que no era más que algo como un conserje o portero, pero que por su aspecto parecía un personaje. En la casa, medio en serio, medio en broma, le conocían por don Paco. Yo le llamaba el Almirante y también el primer lord del Almirantazgo. Este personaje decorativo gastaba patillas largas y blancas, abdomen abultado, pantalón oscuro y una chaquetilla blanca, de dril. Hablaba de manera doctoral. La geografía, la historia, el...
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