El Señor de Bembibre:26

17/03/2011 4.077 Palabras

El Señor de Bembibre Capítulo XXVI de Enrique Gil y Carrasco Buen rato antes de que asomase por entre las nieblas del oriente la aurora pálida y descolorida de aquel día en que debían suceder tantos casos lastimosos, don Álvaro, seguido de una gran tropa de caballeros, bajó por aquella escalera que sola otra vez y con tan distintas esperanzas había pisado. Los caballos llegaron también sin trabajo a la orilla del torrente, que entonces corría con tremendo estrépito, muy a propósito para ocultar su marcha. Emprendiéndola callados y atentos al inminente riesgo que les cercaba, porque caminaban por una ladera gredosa y escurridiza y por una senda estrecha y tortuosa al borde mismo de los enormes barrancos que excava aquel regato poco antes de entrar en el Sil. Desfilaban uno por uno con gran peligro de ir a parar al fondo al menor resbalón y con otro no menor de ser descubiertos en tan apretado trance por el relincho de un caballo; pero estos generosos animales, como...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info