Ana Karenina IV: Capítulo XXIII

10/02/2011 1.690 Palabras

Ana KareninaCuarta parte: Capítulo XXIII de León Tolstoi La herida de Vronsky era peligrosa y, aunque la bala no había alcanzado el corazón, el herido estuvo varios días luchando entre la vida y la muerte. Cuando pudo hablar por primera vez, únicamente Varia, la mujer de su hermano, estaba junto al lecho. –Varia –dijo él, mirándola con gravedad–: el arma se me disparó por un descuido. Te ruego que no me hables nunca de esto. Y dilo a todos así. Otra cosa sería demasiado estúpida. Varia, sin contestarle, se inclinó hacia él y le miró a la cara con una sonrisa de contento. Los ojos de Vronsky eran ahora claros, sin fiebre, pero en ellos se dibujaba una expresión severa. –¡Gracias a Dios! –exclamó Varia–. ¿Te duele algo? Y Vronsky indicaba el pecho. –Un poco aquí. –Voy a anudarte mejor la venda. Vronsky, en silencio, apretando con fuerza las recias mandíbulas, la miraba mientras ella le arreglaba el vendaje. Cuando terminó, Vronsky dijo: –Oye:...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info