Dos dictadores: el suelo y el clima Del conjunto de elementos que controlan la vida de las plantas, el clima es el más determinista, pero existe otro factor que también impone su dominio, el suelo; su naturaleza y su fertilidad condicionan la supervivencia de las especies más exigentes. Hay otros agentes que únicamente en apariencia carecen de importancia: la duración variable de la estación desfavorable, por ejemplo, que bien puede ser la estación seca o la estación fría, según las latitudes. Algunas plantas resuelven este problema adoptando un modo de vida que les permite no mantener más que sus paites subterráneas en invierno; otras producen semillas que resisten al calor o al frío intensos, esperando días mejores. También en el modo de propagación de las semillas reside la desigualdad: las esporas de los hongos pueden expandirse a millares de kilómetros de su receptáculo, mientras que las bellotas de las encinas tienen pocas posibilidades de ser transportadas más allá de unas centenas de metros de su árbol genitor.