DROGAS, ALCOHOL Y TABACO La expansión del mercado clandestino del narcotráfico durante la última década ha originado que tanto las llamadas drogas blandas (marihuana o cocaína) como las duras (heroína o crack) se hayan extendido entre la población, fundamentalmente del mundo occidental, constituyéndose en muchos países como un verdadero riesgo de quiebra de las reglas sociales. El consumo de drogas pasó de ser el vicio refinado de una minoría social, para extenderse a las diversas capas de la sociedad: desde marginados que buscan superar su frustración hasta desocupados y personas económicamente acomodadas. Pero la franja de población de mayor consumo y en la que mayores estragos produce la droga es la juvenil. A su vez, si este complejo entramado de las justificaciones que llevan al consumo de la droga son producto de distorsiones sociales, los efectos no resultan menos graves. Tanto en Estados Unidos como en Europa, fundamentalmente, y en menor medida en Hispanoamérica, el fenómeno de la drogadicción ha provocado un aumento significativo de la delincuencia. Tanto es así que, según estadísticas de instituciones europeas, de cada 10 atracos, 8 están relacionados con el consumo de drogas.